Estos días revueltos, en los que el sol decide calentar tu piel y el viento resquebrajar tus labios, son los que más me recuerdan a él. A él y a su pequeño rincón, que compartía de manera intermitente conmigo. A él, a su voz y a su olor, que nunca se me olvidarán. Con él me di los besos más largos y más tiernos del mundo. Tenía una boca lo suficientemente pequeña para no asustar y lo suficientemente gruesa como para pedir a cada instante ser dibujada, mordida y entretenida por otros labios. Era pequeñito y resplandeciente, como todo lo que hacía. Minoritario pero lleno de amor, de rabia, de vida. Caminaba de puntillas y a veces daba volteretas por el aire como un chico de circo. Una auténtica estrella fugaz que pasaba por mi vida dejándome rozar mis sueños, para luego marcharse a seguir recorriendo el Universo.
Muchas chicas, todas las chicas, se enamoraban de él. Muchas chicas, todas las chicas guapas, le deseaban. Pero, aunque nunca entendí muy bien porqué, le gustaba yo. Le gustaba porque decía que era sutil, caminaba sutil, miraba sutil, reía sutil y en el pelotón de guerra estaba en una postura del que se mantiene en primera línea sin que nadie lo supiera. Decía que le gustaba porque era una valiente que se creía cobarde. Que le gustaba porque de pronto mordía sin darme cuenta y cuando me percataba me echaba a reír. Decía que le gustaba porque era la única que encajaba en su pequeña cama. Decía que le gustaban mis dientes, enormes y descolocados. Y cada vez que decía todo esto, dejaba de entender nada, y mí él me gustaba aún más. Endulzaba la vida y los oídos de tal manera, que yo ya sólo podía buscar con obsesión en el cielo, agotando todos los recursos de mi imaginación.
A veces decía “mi amiga”, otras veces decía “mi amante” y cuando sabía que me iba a perder, me preguntaba qué era antes, si la flor o la primavera. Me agarraba de la mano y decía “somos tan parecidos que nos chocamos constantemente. El uno con el otro, el uno para el otro” Así es y así fue siempre. Lo nuestro era chocar, confundirse uno con otro, uno dentro de otro. El saltar hacia ti, contigo. Por eso nunca estamos ya juntos. Por eso sé que nunca voy a estar junto a nadie como cuando estuve junto a él.
Y todos los días durante un ratito, miro al cielo, buscando.
11 de marzo de 2008 a las 2:09 pm jose dice:
Es un espectaculo leerte mala. Genial, precioso, divertido y hasta se me salta la lagrimilla al pensar, que quizá yo haya conocido a alguien que sintiera eso, pero nunca lo he sabido puesto que siempre he mirado más a dentro que afuera.
Leete lo de «Atrás» lo escribió el tio al que no le apetece salir.Ya verás como eso de buscar no es tan raro.
besitos
11 de marzo de 2008 a las 3:03 pm dani (kardone) dice:
si apreciaba la sutilidad y el matiz por encima de todo, es que, además de minoritario, era (es, imagino) muy inteligente
…aunque no me corresponde a tu sutilidad un «por eso sé que nunca…»; creo que la sutilidad, ante todo, es precavida ante los absolutos
11 de marzo de 2008 a las 4:22 pm Mónica dice:
Ya sabes cuantas cosas me suenan parecidas…
Tantas que se al leelo he sentido un escalofrío…
a él, a su voz, a su olor…
Mala, llevo su olor pegado a mi…
Vuelvo a verle cada tanto y ese olor inconfundible me invade…
Un beso grande
11 de marzo de 2008 a las 5:21 pm Spender dice:
Tú busca, mala, busca. Sabes que sé en qué estás pensando (aunque tu no me creas ni la mitada de las veces). Y esta vez sólo puedo decirte que has descrito muchas cosas que había dejado de pensar hace tiempo. Volverlas a vivir en tus palabras no ha sido doloroso y eso es mérito únicamente TUYO.
Besos
11 de marzo de 2008 a las 10:06 pm Belén dice:
Me descubro ante ti, no me creo que seas tan así como te describes, y bueno, el final… apoteósico!!
Besicos
12 de marzo de 2008 a las 8:06 am 38 grados dice:
Preciosamente melancólico. No dejes de mirar al cielo. Pero a la tierra también. Y algún día alguien te dará un toquecito en la espalda.
12 de marzo de 2008 a las 12:14 pm La Chica Inoportuna dice:
Vale.
He llorado.
12 de marzo de 2008 a las 5:36 pm ÉonoÉ dice:
He vivido una historia parecida y ahora que te leo me siento afortunada precisamente por eso, por haber SENTIDO.
NO DESESPERES MALA Y SIGUE BUSCANDO «..QUIZÁ CAIGA UNA ESTRELLA»
12 de marzo de 2008 a las 11:09 pm Juan P. Ramírez dice:
Muy bien escrito. Siempre es grato encontrar sensibilidades especiales.
13 de marzo de 2008 a las 12:38 am Aldabra dice:
un texto muy hermoso… creo que sobra todo lo demás que pueda decir…
me gusta tu manera de contar las cosas.
bicos,
Aldabra
13 de marzo de 2008 a las 10:06 pm Miriam dice:
Me encanta leerte, de verdad.
Simplemente maravilloso l que has escrito. No dejes de buscar en el cielo, dicen que lo mas cobarde es culpar al destino.
Un besitoo
14 de marzo de 2008 a las 7:26 pm Elbereth dice:
¿Y qué es lo que te gustaba a ti de él? De ese pequeño saltimbanqui, cazador de estrellas, de pequeña y sutil boca…
Nunca puedes decir nunca jamás…pero eso ya lo sabes…¿verdad?
Muy hermoso…¡qué bonito eso de que «eras la única que encajaba en su cama»!
Un abrazo.
15 de marzo de 2008 a las 7:01 pm enara dice:
siempre me pregunté porqué nos «chocamos» con ciertas personas sin poder evitarlo…
…qué bonita manera de contarlo mala…
bss
15 de marzo de 2008 a las 9:26 pm Pekas dice:
«Y todos los días…durante un ratito …miro al cielo…buscando…»
…..y te encuentro… y me emocionas de nuevo… y me sonrio… mientras viajan hacia tí un manojo de nubes envueltas en flores…
PD. A pesar de la enorme distancia que me separa de ella… llevo su olor impregnada a mi alma…
20 de marzo de 2008 a las 4:44 am NataVaca dice:
qué puede uno decir?
a veces lo mejor es dejar que duela para que amanezca pronto otra vez